Febrero, mes de comienzos

cuestiones de la vida

Buenos días, son las 7:13 AM. No es un domingo cualquiera es el domingo que decido volver a esta aventura. Dicen que enero es el mes de prueba y febrero es cuando realmente empiezan los proyectos; y yo, pues, no voy a ser menos, soy de tomarme las cosas al pie de la letra.

Feliz año queridos lectores, feliz vida, feliz todo.

Se me ha pasado por la cabeza mil formas de volver, de hecho, tengo los archivos del iPhone y del Mac plagados de textos, artículos, ideas, pensamientos e incluso una simple palabra a modo de titular. Tras meditarlo, bueno voy a ser sincera, me he levantado con ‘flashbacks’ sobre el devenir de la pandemia y como ha evolucionado mi vida; mi «yo», mi persona, no por la cana que me ha salido en el lado derecho, sino la madurez de mi mirada, de mis pensamientos, de cómo me organizo e incluso las personas con las que me codeo.

Volver con mi nuevo estilo de vida. Quien me iba a decir que a mis 30 años estaría despierta a estas horas, frente a un ordenador, con mis horas de sueño correspondientes, con mis tortitas ‘fit’ a mi izquierda y a la derecha, mi café. Quien me lo iba a decir, que una «millennial» como yo, esa generación tecnológica que responde a mis WhatsApps de buenos días con un » estoy borracho, me voy a la cama» o un «¿ qué haces de fiesta?, ¿de dónde vienes?»; y yo, tímidamente, respondo con un: » me acabo de levantar, voy a hacer cosas». Resulta irónico, los treintañeros que se levantan un domingo cuando el sol aún no alborea y otros volviendo a sus hogares o bueno a una cama independiente del lugar.

Atrás queda este búho nocturno que se acostaba hasta las tantas un sábado embriagada por la noche madrileña, paseando por las pintorescas calles de Malasaña, con sus bares de mil estilos y ese señor ofreciéndote una lata Mahou clásica al grito de : “ ‘cerbesa’ a 1 euro” ( imagínatelo con acento chino). Ahora , desde ya unos meses o años, tengo dudas , no llevo la cuenta como esos que salen en las películas que te cuentan los días y horas que llevan a dieta o hacen algún reto que cambiará totalmente el rumbo de sus vidas. Yo, en cambio, me dejo llevar por lo que me sorprende el día, una vida más austera tranquila, madrugando, viendo como sale el sol en mi preciosa casa, ir a pasear a la playa y que el viento de Los Álamos me azote el pelo, el sol me achine los ojos y llenarme los pies de arena. Levantarme para ir al gimnasio donde empieza mi alegría de las mañanas, con un simple cardio o bailando, cargando pilas para enfrentarme al día. Siempre me he reído de este tipo de gente ahora soy esa gente, y la verdad, soy feliz. Palabra fuerte, palabra grande, uff decir la palabra feliz, asusta. En este último año he descubierto que la felicidad nos llega cuando queremos que nos llegue, nuestro ideal de felicidad no existe, el momento que estás, si estás superando algo o estás en el proceso que fuese puedes ser feliz, la consecución de objetivos no tiene porque ser un martirio, en mi caso lo he convertido en mi estilo de vida.

Un café por nosotros

Salid a la calle y mirad a vuestro alrededor, ¿sabéis lo que veis? Es vida, vida que respira; niños jugando, automóviles en movimiento, cafeterías llenas, bandadas de pájaros… Eso es felicidad, poder ver y sentir todo eso, otros no corren con esa suerte. Eres inmensamente feliz.

Gracias por leerme, ya he dado el paso de volver y echaba de menos esto. Espero volver muy pronto, todos mis ‘wishes’.

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